Medio: Diario Z – Opinión de: Mirta Petrollini
¿Cómo hace un nene de siete años para resistir el estrés? Pregunta Joaquín, casi 8, y se hace un silencio en la mesa: ¿Qué es el estrés? Continúa: ¿Es estar molesto por no poder salir?
«No es conveniente dar una certeza de cuánto podrá durar la cuarentena ni de cuándo se podrá hacer tal o cual cosa», explica la psicoanalista Mirta Petrollini
Para contestar ésta y muchas otras preguntas de los más chicos Diario Z se comunicó con Mirta Petrollini, psicoanalista de niños y adolescentes y docente de la Fundación Fernando Ulloa, un centro de terapia y docencia psicoanalítica que en este momento se ha convertido en un consultorio virtual que atiende más de 1.400 pacientes con aranceles voluntarios.
“A los chicos hay que darles un nuevo marco que les organice los días”, afirma Petrollini y agrega: “Despertase, desayunar, hacer las tareas, tener horarios, lavarse bien las manos, eso es el nuevo marco. Para que lo adopten hay que explicarles por qué todo cambió. La verdad, aunque sea dura, es tranquilizadora”.
Para hablar con un niño o una niña sobre el coronavirus hay que empezar por preguntarle qué es lo que sabe, qué escuchó y dónde. “La información tiene que ser entregada de forma simple, que el virus NO vuela hay que repetirlo mil veces, que está en las manos, por eso nos lavamos bien, muy bien y varias veces al día”, dice la especialista.
¿Qué más podemos decirles?
Petrollini sugiere que les digamos claramente que están estudiando una cura en todo el mundo, que el virus no sobrevive mucho tiempo y que el jabón lo deshace, que por eso ponemos tanto hincapié en lavarnos las manos y limpiar la casa. Además, es bueno explicar que la cuarentena no es una decisión familiar: “El Estado nos tiene que proteger a todos, hay un grupo de médicos y científicos que arma un plan médico y de cuidado”, dice y agrega: “Los especialistas están viendo qué funcionó mejor en otros países y usan esa información que por suerte está para decidir qué hacer acá”.
Para Petrollini dejar en claro que la decisión es externa a la familia es importante, que no sólo es porque nos cuidamos los que nos conocemos, sino que hay que cuidar a todos.
En este contexto «no es conveniente dar una certeza del tiempo que va a durar la cuarentena o de cuándo se podrá hacer tal o cual cosa». A los chicos hay que decirles la verdad: “Por ahora se estiró por dos semanas pero es el equipo de médicos, con su plan, el que va a decidir y va a ir avisando”, explica Petrollini. Cuando se habla con los chicos, o delante de ellos, “hay que ser lo más científicos posibles, evitar el temor a la ‘catástrofe médica’; los miles de muertos de tal lugar, la posibilidad de cuantos se puedan enfermar en la Argentina es información innecesaria”, enfatiza.
Otra de las preocupaciones de los más chicos tiene que ver con los cumpleaños, los festejos, los regalos. Si el cumpleaños cae durante el período de aislamiento, Petrollini sugiere cantar el feliz cumpleaños en una videollamada con amigos y familiares. Hacer una torta con velitas, vestirse de fiesta, entregar un obsequio, aunque sean dibujos, sacar fotos y tener un registro de que el festejo sucedió, aunque sea en esas condiciones.
Hay que ser lo más científicos posibles, evitar el temor a la ‘catástrofe médica’; hablar de los miles de muertos de tal lugar, o de cuántos se puedan enfermar en la Argentina es información innecesaria.
La especialista sugiere: “No pasar el día por alto”. Y aclararle al cumpleañero o la cumpleañera que “cuando los médicos lo decidan se podrá hacer el festejo, eso no quiere decir nunca, sino que hay que esperar a que las reuniones estén permitidas. Cuando eso suceda se hará el festejo esperado”.
Cómo preservar la intimidad
El contacto con los afectos no se considera «hora de pantalla», es tiempo de interacción.
Levantarse, desayunar, hacer la tarea, lavarse las manos, almorzar al mediodía – y no a cualquier hora-, son parte del “Nuevo marco”. Pero también lo son el ocio, el ejercicio, la lectura y -muy importante- el contacto con los afectos. Organizar videollamadas de forma regular con compañeros del colegio, amigos, primos, abuelas y tíos y darles la posibilidad a los chicos de charlar individualmente, en intimidad.
Estar juntos todo el tiempo hizo que los chicos también pierdan su espacio de intimidad. “Dejarlos hablar una hora con los amigos no se puede considerar tiempo de pantallas, es tiempo de interacción. Con los jueguitos o la tele los chicos son pasivos. En una videollamada están interactuando con otros. Inclusive para los nenes de 2 años las videollamadas con los afectos no se pueden considerar tiempo de pantalla”, explica.
Petrollini opina que también hay que ser más relajados con la televisión, la Tablet, el celular, la consola. “No hay más remedio que ser más permisivo con las pantallas, cuando se vuelva al viejo marco, se volverá a limitar”.
Lo que sí sugiere es que los adultos guíen los contenidos, que no todo sea jueguitos de disparar y atacar. También se pueden buscar juegos de colorear, o para avanzar en nuevos conocimientos: “Los youtubers muestran cómo juegan ellos, es más interesante buscar documentales y verlos junto a los chicos, investigar temas nuevos aprovechando la tecnología.”
La -conflictiva- hora de la tarea
Al sentarse a hacer la tarea algunas familias se encuentran con dificultades: los alumnos hoy aprenden distinto “Se puede pedir a la escuela un tutorial o un enlace que muestre de dónde se han sacado los ejercicios y cómo se resuelven, o buscar en Internet para ayudar a los chicos sin desesperarse”, recomienda Petrollini.
“En casa no se puede suplir las 4 u 8 horas que están en la escuela. Pero si la tarea es tanta como para que estén sentados mucho tiempo hay que repetir el esquema de 40 minutos de clase, 15 minutos de recreo”, explica. Ese esquema escolar ayuda a que puedan concentrarse pero “en esta situación nueva hay que darle importancia a la ansiedad o el temor que pueda aparecer”, agrega la especialista. La tarea debe ser valorada: aunque sea poca, sirve para generar rutina.
Qué hacer con los miedos
El malestar del aislamiento, la ausencia de lo que antes eran cotidiano afecta a nenas y nenes sin que importe la edad. En algunos este malestar puede aparecer como dolor de cabeza o de panza, ataques de ira, enojo o posturas desafiantes.
Cuando estas señales aparecen en los más chiquitos hay que prestarles atención: “Parar lo que se estaba haciendo, durante 15 minutos jugar con ellos, cantarles, hacer algo para que vuelvan a estar bien y recién entonces decirles: ‘ahora voy a retomar lo que estaba haciendo’”.
En esa franja de edad también suelen aparecer miedos. No hay que asustarse ante el temor: “Si los sobretranquilizamos, si no dejamos que el miedo se manifieste diciendo ‘ya no está’ lo que genera el miedo, el niño no va a entender por qué entonces sigue todo como antes. Cada vez que el miedo se presente, hay que ofrecerles contención y repetir que en casa se hace todo lo necesario para cuidarlos. Esa es la clave, y lavarse mucho las manos”, insiste Petrollini.
¿Y los adultos qué?
Los adultos también necesitan un espacio de intimidad y soledad para poder contener lo que pasa dentro de la casa. “Hay que arreglar entre los grandes mínimo dos momentos de la semana en los que uno se ausenta- cena en la pieza mirando la tele, lee un libro o alguna instancia que le devuelva intimidad”, explica.
“Los adultos son los receptores y quienes deben garantizar el equilibrio, por eso necesitan tiempo familiar y tiempo personal. Necesitan poder trabajar y descansar y tener su espacio con sus pares para poder afrontar la demanda de las casas que en este momento es muy grande”, concluye Petrollini.